La industria farmacéutica, encargada de la producción y comercialización de medicamentos, es uno de los sectores económicos más importantes del mundo. La Fortune 500 list – la lista de las 500 mayores empresas del mundo – indicaba en 2002 que el volumen de beneficios de las 10 mayores farmacéuticas superaba los beneficios acumulados de las otras 490 empresas de la lista.
En 2004, las ganancias de una sola compañía, Pfizer, fueron de 11.000 millones de dólares. Más recientemente, en el último cuatrimestre de 2009, Novartis, responsable entre otras de la producción de la vacuna contra la gripe A, ha generado unos beneficios que superan en un 54% los del mismo periodo del año anterior. Estos datos muestran a un sector estratégico, con un gran volumen de ganancias que le permiten gozar de extraordinarias cuotas de poder.
El problema de estas industrias está relacionado con las patentes de los medicamentos. Para los pacientes de los países pobres, que padecen una lista demasiado extensa de enfermedades, el acceso a los medicamentos a un precio asequible es una meta inalcanzable. La mayoría de la población paga por los medicamentos directamente con dinero de su bolsillo, de manera que apenas pueden permitirse comprar un medicamento básico para curar por ejemplo un simple resfriado. Mientras que la industria farmacéutica se enriquece, los países pobres se van haciendo cada vez más pobres.
Este problema se puede observar mejor en el siguiente documental: Salud en venta:
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